domingo, 17 de mayo de 2009

Cambalache


“Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, en el 510 y el 2000 también, que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargados”. Éstas y otras notas eran las que día tras día acompañaban a Miguel junto a sus tres grandes amigos, Héctor, trabajador incansable, cuya mayor prioridad era su familia, Ernesto, escritor aficionado, Gonzalo, fotógrafo profesional y Miguel, estudiante de Historia en la Universidad de la Plata y fiel seguidor de los tangos, de los bares y del Ron.

Buenos Aires, Argentina. Enero 26 de 1989. 5:30 PM. 10º Centígrados

Héctor, después de una fuerte discusión con su esposa, fue el primero en llegar al bar, ese bar que nunca les cerró las puertas y que estaba dispuesto a recibirlos cuando lo necesitaban, en Aires de Tango quedaban encerradas las historias que cada uno de ellos llevaba y que intercambiaban amablemente bajo el humo de un buen cigarrillo y el calor del mejor ron.
A los pocos minutos comenzaron a llegar los otros, todos dispuestos a escuchar a Héctor que con gran nostalgia les narraba sus minutos anteriores a este –Hoy una gran tristeza invade mi alma, mi esposa señores, la mujer que más amo no quiso ni mirarme a los ojos, mi amada Sonia no quiso hablarme, ni escucharme siquiera, yo sé que no le gusta que beba, pero ella debe entenderlo, me paso la vida trabajando fuertemente por ellas, es justo una recompensa, además los conoce a todos ustedes, estoy seguro de que le agradan, lo que ella me pide es más compañía, tengo que aprender a repartir mi tiempo, estar con ella, con mis tres hermosas niñas, pero también con ustedes mis muchachos, mis amigos. Pero es hora de cambiar y de volver a darle a Sonia lo que ella tanto quiere de mí. Espero que ustedes me entiendan, no los abandonaré y les aseguro que tardes como éstas serán tan agradables como estar con mi familia, ustedes son mis compañeros y siempre lo serán, gracias por escucharme y comprenderme-. Ernesto, el más nostálgico de todos, secándose las lágrimas, levantó su copa y quiso hacer un brindis por Héctor, gran padre, gran esposo y gran amigo, mientras juntos entonaban “volver con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien, sentir que es un soplo la vida, que 20 años no es nada, que febril la mirada errante en la sombra te busca y te nombra, vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que hoy lloro otra vez”

Buenos Aires, Argentina. Febrero 5 de 1989. 5:00 PM. 7º Centígrados

Este día se presentó la oportunidad más grande para Gonzalo, sentado en Aires de Tango, estaba a la espera de sus amigos para compartir con ellos su mayor alegría. Llegó Héctor, lo hizo temprano, pues debía darse prisa, seguido de él llegó Miguel y por último Ernesto, así pues y esta vez con una botella de vino, comenzó a hablar Gonzalo – Mis queridos amigos, hoy, 5 de febrero estoy completamente feliz. Hace algunos días tomé algunas fotografías para una revista de arte en París y las mandé solo para ver si las aceptaban y hoy me ha llegado la noticia de que les encantó y me propusieron trabajar con ellos, sin duda alguna acepté, no podía perder semejante oportunidad, me iré en unos 20 días o un mes, aún no es seguro, pero estaré en contacto con ellos para conocer mejor el trabajo, estoy tan emocionado. ¿Qué opinan chicos? ¿Por qué todos guardan silencio? ¿No se alegran por mí?- Esta vez no solo Ernesto lloró, Miguel y Héctor también lo hicieron, era seguro que se alegraban por él, pero las imágenes del momento de partida eran tan dolorosas para todos que no pudieron ocultar su tristeza en ese instante, sin embargo con una gran sonrisa, todos alzaron sus copas y finalizaron esta fría tarde con un brindis por el nuevo trabajo de su amigo y compañero Gonzalo, pues si algo tenían claro ellos era la amistad y el aprecio que todos se tenían y compartían la emoción y la alegría del fotógrafo del grupo, quien alegremente cantaba “tirado por la vida de errante bohemia estoy Buenos Aires anclao en París, curtido de males, bandeado de apremios, te evoco desde este alejado país”

Buenos Aires Argentina. Febrero 10 de 1989. 6:00 PM. 11º Centígrados

Otro día de tristeza para los chicos, hoy el dueño de la historia era Ernesto quien llegó a Aires de Tango con el corazón partido y el alma hecha pedazos, estaban ya todos en la mesa, con su infaltable ron, unos cuantos limones y los cigarrillos de siempre, había un inmenso silencio en el bar aquella vez, y Ernesto no podía dejar de llorar, a los demás se les partía el alma, incluso a Don Pepe, el dueño del lugar que recogía sus historias. Al cabo de un rato Ernesto pudo hablar – Se ha ido muchachos, se ha ido y me ha dejado, Malena se fue para siempre, creo que no volverá, aún no lo creo, se fue con un tipo de mucho dinero y estoy seguro de que no le dará más amor que yo. Sí, lo sé, las cosas venían mal, lo sabía, sabía que tarde o temprano me iba a dejar, me iba a cambiar por otro, pero algo dentro de mí me decía que nunca iba a suceder eso, y ayer me lo demostró y fue la noche más triste de mi vida, me mata su ausencia y ahora no sé que hacer, lo único reconfortante es que están ustedes amigos míos, por favor no me abandonen, los necesito y tu Gonzalo, escríbeme desde París- Hoy no había nada porque brindar, se acabó el ron, se consumieron los cigarrillos, cada uno se fue a su casa, solo quedaba Ernesto, en compañía de Don Pepe y de su libreta de notas, en la que escribía una historia donde una chica llamada Helena abandona a un hombre bohemio y enamorado llamado Fausto. Y mientras tanto suena en el bar la siguiente nota “Vos, como antes, con tus ropas de antes, ves, si soy cuando te veo como un perro que le hace fiestas al patrón, ¿por qué te fuiste? Pero era lindo nuestro patio emponchao ´e madre selvas y había sol en tus ojos y alegría en tu corazón”

Buenos Aires. Argentina. Febrero 17 de 1989. 5:00 PM. 5º Centígrados

Era la tarde más fría de todas y Miguel estaba a la espera de sus amigos en el bar. Tomaba una cerveza mientras pasaba el rato. Tenía paciencia, pues era temprano aún, pero esta vez ninguno llegó. Eran ya las 6:30 de la tarde y Miguel ya tenía sobre su mesa 4 cervezas, una por cada uno de sus compañeros. Don Pepe lo miraba desconsolado y con cierta tristeza mientas Miguel se paraba para irse a su casa, pero algo lo detuvo. A lo lejos se veía entre la fuerte lluvia a Ernesto que levantaba una mano en son de saludo, más tarde llegó Héctor y por último Gonzalo, quien se retrasó por cuestiones laborales y así como era la tarde más fría de todas, era también la más triste, pues había llegado el momento de partir. Ya Miguel había terminado sus estudios de Historia y debía volver a su casa con sus padres en la ciudad de Junín, muy cerca de Buenos Aires, Héctor emprendería un viaje cos su familia a San Sebastián, en España, a Gonzalo le habían adelantado su vuelo a París y Ernesto, el sensible y pobre Ernesto, después de perder a la mujer que más amaba, decidió irse lejos, muy lejos, nunca supieron para donde o si lo sabían, nunca nos lo contaron, Gonzalo quería publicar su historia, esa historia que comenzó el día en que Malena lo dejó, juntos como siempre, en Aires de Tango, acompañados del mejor ron y el humo de sus infaltables cigarrillos entonaban cabizbajamente la última canción que entonarían “Adiós muchachos, compañeros de mi vida, barra querida de aquellos tiempos. Me toca hoy emprender la retirada, debo alejarme de mi buena muchachada. Adiós, muchachos, ya me voy y me resigno, contra el destino nadie la talla. Se terminaron para mí todas las farras. Mi cuerpo enfermo no resiste más”. Y después de esta canción, se fueron yendo todos, cada uno a emprender su viaje y en la barra se quedó solo Don Pepe, también con una cierta nostalgia, se veía en sus ojos, pues a él también le dolía perder a sus clientes más fieles y agradables, pero al instante el bar se fue llenando y a su vez llegaron cuatro tipos que Don Pepe no conocía, pidieron una botella de ron y una caja de cigarrillos, todos contaban historias, se reían y juntos entonaban las notas que en Aires de Tango solían escucharse siempre.

Fotografía: Jenny Giraldo García http://www.flickr.com/photos/dirtyup/2747487376/