lunes, 30 de noviembre de 2009

"Si no te mueres no serás libre"

“No me gusta jugar a la guerra” es una de las tantas frases cautivadoras que podemos percibir en la película iraní Buda explotó por vergüenza, en donde Baktay, una niña de unos 6 años sufre bastantes infortunios para ir a la escuela, y aunque tiene ganas de asistir, no cuenta con el apoyo de su familia, pues los miembros de ella, están ausentes en todo el transcurso de la historia y, aparte de esto, no cuenta con el dinero suficiente para comprar un cuaderno, un lápiz y un borrador que es lo mínimo que se requiere para ir a estudiar; es por esta razón que después de comprar el cuaderno, lleva consigo un lápiz labial de su mamá para poder escribir.

Sin embargo, conseguir el cuaderno no fue fácil y para poder obtener las diez rupias que costaba éste, decidió vender algunos huevos que había en su casa y de esta manera poder comprar el tan anhelado cuaderno. Esta imagen es, en mi concepto, una de las más desgarradoras de la película, pues es intolerable ver a una criatura que inspira tanta ternura, rogándoles a las personas de la plaza de mercado que le compren un huevo que cuesta sólo cinco rupias.

Sin duda alguna, Buda explotó por vergüenza es una historia que nos refleja la realidad de las mujeres en la sociedad iraní, y nos lo hace ver a través de unos cuantos niños, que en vez de ir a la escuela están jugando a la guerra y piensan en acabar con las mujeres porque son paganas, hasta el punto de taparles la cara con bolsas de papel y encerrarlas en una cueva. Es claro que si los niños tienen esa actitud es porque ellos lo ven en la sociedad, tal vez en sus familias, y es, en cierta medida, lo que su entorno les ha ofrecido: una convivencia con en conflicto y el terror.

Y es precisamente esta guerra “imaginaria” la que hace que Baktay llegue tarde a la escuela de niñas, después de haber sido sacada grotescamente de la escuela para varones, a donde asistió con su vecino Abbas, quien leía en voz alta y sin cansancio el alfabeto.

“No me han enseñado nada, he aprendido yo sola” es la respuesta que obtiene Abbas de parte de Baktay, después de asistir a la escuela, en donde no recibe un sólo estímulo de parte de la maestra, pues al igual que la ausencia de padres, existe también la ausencia de la maestra en la escuela, quien únicamente está al frente de un tablero preocupándose porque las niñas escriban correctamente los números. Y al final, Baktay no logra aprender las historias que pensaba conocer en la escuela.
Caras de tristeza, manos sucias y desgastadas, sonrisas inocentes, voces ingenuas y marcas de dolor, rencor y soledad son algunos de los factores que se pueden observar en el transcurso de la película, factores que ayudan a preguntarse el porqué de las injusticias sociales, no sólo en los países de oriente, sino también en todo el mundo, el porqué de la falta de recursos para la educación, el porqué de la guerra y el por qué de los niños “jugando” a la guerra, preguntas que nunca tendrán respuestas; al contrario, nos seguiremos preguntando lo mismo día tras día.

“Baktay, muérete. Si no te mueres, no serás libre”, es una de las últimas frases pronunciadas por Abbas, el vecino de la protagonista. A simple vista, puede parecer una frase muy inocente que se dice en medio del juego, pues para que éste acabara, la niña debía hacerse pasar por muerta; sin embargo, este mensaje puede ser para todos los habitantes de la tierra, pues es cierto que si no morimos, nunca seremos libres, estaremos a salvo sólo cuando ya nuestro cuerpo no exista. Por ahora, nos corresponde, entonces, arriesgarnos a vivir, a soñar con un futuro absolutamente incierto y a temerle a las balas, a las granadas y a las bombas (factores también presentes en la película) que pueden pasarnos por nuestras narices sin que lo alcancemos a notar.

Así fue, entonces, como Buda explotó por vergüenza, pero me atrevo a decir, que no fue sólo por vergüenza, fue también por tristeza y decepción de ver cómo las personas que lo siguen tan fielmente, han ido destruyendo, paso a paso, a la humanidad.

Ahora me pregunto, ¿será que nuestro dios también explotó por vergüenza y es por eso que ya no sentimos más su presencia?


NOTA: La imagen fue tomada de:
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