lunes, 7 de septiembre de 2009

Luz de Luna



En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad.

Arthur Schopenhauer



Siempre me ha gustado escuchar las voces femeninas, la voz de mi madre, la de mi abuela, la de mis hermanas, y las de mis amigas. Pero hay otra voz, en especial, que me gusta de ellas y me atrapa. Sí. Es su voz en la música, nunca he dejado de pensar que una mujer que canta, confiesa y manifiesta su pasión, sus emociones y su alma.

Desde muy niña, en mi cuarto sólo se escuchaba la voz de mujeres como Amaia Montero de la Oreja de Van Gogh, Gwen Stefany con No Doubt, Amy Lee de Evanescence, Marta y Marilia, las chicas que bailaban solas, mi tocaya Laura Paussini, Ana Torroja con y sin Mecano, Rosana, Christina Rosenvinge y sus amigos, los subterráneos.

Con todas ellas aprendí que nos podemos ir a una playa y cantar la canción más bonita del mundo, que nos podemos enamorar de nuestro mejor amigo y pedirle que no hable, que nos podemos hacer daño, o que hemos tratado de decirnos, fuertemente, que el hombre que amamos se fue, pero que sigue aquí, acompañándonos su ausencia, o que simplemente, lo echamos a suerte porque ese gusano en la tripa, algún día, dejó de bailar. Aprendí que hay amores extraños, esporádicos, efímeros, problemáticos, frágiles, prisioneros, cómplices, amores que vienen y se van y que entre el cielo y el suelo hay algo con tendencia a quedarse calvo o que dos mujeres pueden darse la mano y hacerlo debajo del mantel. Aprendí que puedo vivir tranquila, sin pausa, pero sin prisa o que mil pedazos de mi corazón pueden rodar por toda la habitación.

Sin embargo, esto fue hace ya algunos años, y aunque todavía las recuerdo, ahora las mujeres, las grandiosas mujeres que invaden mi habitación son dos, ellas me recuerdan la belleza, la sensualidad, el coqueteo, la madurez, la fortaleza, la una con el tango, la otra con la ranchera, me han despertado las ganas de fumar mientras las escucho y de disfrutar de una buena compañía. Sus voces son fuertes, amargas, crudas, pero bellas, enormemente bellas, una voz argentina, la otra costarricense o mexicana y ambas cantándole al amor, a la soledad, al dolor y al placer.

Adriana Varela y Chavela Vargas, son quienes, en los últimos días me han cautivado con sus grandiosas voces y las escucho mientras me baño y me arreglo para comenzar mi rutina o para acompañar un tedioso viaje en un bus de Bello. Las escucho junto a mis hermanas, a mi mamá y a mi tía, tomando cuba libre, las escucho con la compañía de un buen vino tinto en una tarde fría y lluviosa, me traen recuerdos y me recuerdan también lo mucho que lo amo. Adoro la calle en que nos vimos, la noche cuando nos conocimos, adoro las cosas que me dices, nuestros ratos felices los adoro vida mia.

Con notas como …y en el fetiche de un afiche de papel se vende la ilusión, se rifa el corazón… del compositor Homero Expósito, descubrí la maravilla del tango, la dulce armonía que hay detrás de cada letra, la elegancia y la sensualidad que se esconde detrás de cada frase.

Con Adriana Varela, está Carlos Cardel, Enrique Cadícamo, Roberto Goyeneche, (Canta, garganta con arena, tu voz tiene la pena que Malena no cantó), Homero Manzi, Celedonio Flores, Piazzolla y Ferrer, por mencionar sólo algunos, a ellos también los conocí gracias a Varela, quien con sus tangos me los presentó.

También me acerqué a Malena, claro está, la que canta el tango como ninguna y en cada verso pone su corazón, a la melodía del bandoneón y a las calles de Buenos Aires y comprendí que ese cielo azul que todos vemos no es cielo ni es azul. Aprendí, también, todo lo bueno, aprendí todo lo malo, sé del beso que se compra, sé del beso que se da, del amigo que es amigo siempre y cuando le convenga y sé que con mucha plata, uno vale mucho más.

***

La ranchera no es uno de mis géneros favoritos, pero escuchar rancheras en la voz de Chavela Vargas, es otro cuento y muy distinto, pues Chavela tiene esa voz que duele y que mata, tiene esa voz que llega al alma y que hace llorar desde lo más profundo. Chavela Vargas me hace vibrar de emociones y me llena de sentimientos.

De autores de ranchera no conozco mucho, sólo sé que a través de la dama del poncho rojo, puedo ver a este género con otros ojos y puedo disfrutar de las melodías dedicadas al desamor al mejor estilo mexicano, pues si bien, Chavela no es de México, huyó a este país a los 17 años y tiene esa presencia que la representa. Amante de Diego Rivera y Frida Kahlo e inmortalizada en un boulevard de sueños rotos que canta Joaquín Sabina.

Quisiera ser la golondrina que al amanecer, a tu ventana vino para ver a través del cristal, un bello cuadro sin duda alguna, así como los muchos otros que nos encontramos con las canciones que Chavela interpreta. Bellos, pero también tristes, desgarradores y nostálgicos.

Piensa en mi cuando sufras, cuando llores, también piensa en mi, cuando quieras quitarme la vida no la quiero, para nada para nada me sirve sin ti.

Yo quiero luz de luna para mi noche triste para cantar divina la ilusión
que me trajiste.

Luna que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad. A dónde vas? Dime si esta noche tu te vas de ronda como ella se fue con quien está.

Yo que fui del amor ave de paso, yo que fui mariposa de mil flores, hoy siento la nostalgia de tus brazos, de aquellos tus ojazos, de aquellos tus amores.

Aprendí que las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas, aprendí que hay una luna que nos acompaña en nuestras soledades, que podemos ser andariegos y buscar un amor que tal vez está escondido, me di cuenta, con ella, que podemos ser golondrinas viajeras y que podemos acercarnos a Macorina. Con ella aprendí que hay un segundo amor.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Encadenado está Prometeo. Encadenados estamos todos




“La sangre derramada tiene historia
De siervos que murieron bajo el sol
Lleva en sí misma un corazón insomne
Que late a veces y otras veces no”

De La Sangre derramada.
Mario Benedetti



El dramaturgo y más poético de los trágicos griegos, Esquilo, nos presenta en su obra Las siete tragedias, a Prometeo encadenado, un desgarrador drama en donde se entrecruzan la compasión y el odio, la mentira y la verdad, la justicia y la injusticia, todo esto, en un mismo escenario.

En estas cortas páginas, no pretendo hacer un recuento de tan magna obra, ni tampoco ahondar en cada uno de los personajes que en ella intervienen, lo que pretendo, contrario a esto, es poder mostrar cómo una tragedia escrita, quizás durante el siglo IV antes de Cristo, la encontramos aún vigente en nuestra historia, en nuestra vida y es tan real, que la vemos pasar ante nuestros ojos, y pocas veces nos damos cuenta de ello.

“¿Ves qué has logrado de tu manía de favorecer a los hombres? Eres un dios y no tuviste a mengua desafiar la cólera de los dioses: traspasaste la norma de justicia para dar beneficio a los mortales…Esta es tu recompensa: erguido en esta roca, sin probar el sueño, sin alivio, sin descanso alguno, sin doblar las rodillas… estarás dando alaridos, te quejarás de continuo… ¡inútilmente! Inexorables son las entrañas de Zeus…, y un amo nuevo es duro siempre.”

El párrafo anterior no miente, podría ser un breve resumen de la tragedia, pues Prometeo fue encadenado por luchar por el bienestar de los mortales y así como Robin Hood roba a los ricos para darle a los pobres, Prometeo roba fuego a los dioses para darle a los mortales, fuego que dio a ellos grandes ventajas para su propia existencia. “En una débil caña puse la semilla del fuego que robé…esa que es la maestra de las artes todas para el mortal, su más precioso instrumento”

Prometeo pensó en ellos, en los mortales, cuando Zeus hacía la repartición de poderes, no se fijó siquiera en uno de éstos y fue el único que enfrentó la furia de Júpiter haciéndole saber que se equivocaba.

No nos hagamos los ciegos. A leguas puede verse que este tema no es nuevo y que si bien, no estamos encadenados por regalar fuego, es con la palabra. Sí, así como lo digo, es con y por la palabra con la que muchos mueren, han muerto o morirán o ¿debería decir…moriremos?

Jesús María Valle Jaramillo, por ejemplo, y a propósito de la conmemoración de su muerte, realizada hace pocos días, es un vivo retrato de lo que pretendo mostrar, pues fue asesinado por la única y simple razón de defender los derechos humanos. “El 27 de febrero de 1998, el abogado Jesús María Valle Jaramillo, Presidente del Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos y defensor de los presos políticos de Antioquia, fue asesinado por paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia -AUC ".

No tenemos a un Zeus, pero tenemos a un Carlos Castaño, no está La Fuerza ni tampoco Efestos, pero están los paramilitares, los intermediaros en el asunto ¿Hay entonces alguna diferencia? Para muchos puede haberla, pues ¿cómo comparar a alguien tan majestuoso y poderoso como lo es Zeus, con un personaje tan vil y macabro como lo era (pues dicen que ya se murió) Carlos Castaño?. Está bien esa apreciación, pero ¿qué tal si nos vamos entonces con otro personaje?, alguien aún más “poderoso e inteligente” como el presidente Uribe o “Uribito” como es llamado por tantos para hacerle mención de diferentes maneras.

Suena contradictorio que alguien a quien la mayoría del pueblo alaba, sea llamado “Uribito”, pero estas son las contradicciones de nuestro país, un país que un día canta por la libertad y la paz, celebrando una independencia que no sabemos si existe, mientras al día siguiente se llena la plazoleta de una universidad pública, con un sinnúmero de fotografías de mujeres y hombres desaparecidos desde hace más de veinte años, más de veinte años encadenados, encadenados como Prometeo, expuestos al sol y al agua, sin lengua para hablar, sin ojos para ver, sin oídos para escuchar, solo con un par de piernas para rodar por los campos de este llamado “país independiente”, porque las manos están atadas, por temor a que cojan un fusil, disparen y salgan huyendo del monte.

“Tu infortunio deploro, oh Prometeo: de mis ojos brota un río de lágrimas e inunda mis mejillas con sus húmedos raudales. Zeus obra injustos hechos: fundado en leyes suyas arbitrarias ostenta su soberbia sobre los viejos dioses”. Otro argumento más que no podemos pasar de largo, visto en la obra de Esquilo, pues son esas lágrimas las que llora la injusticia, las que lloran las madres que esperan desconsoladamente el regreso de su hijo desaparecido, o las lágrimas que derrama una mujer, esperando por su marido en un cama que es para dos, no para uno solo.

Y precisamente, esto fue lo que pudo haberle ocurrido a la esposa del médico, ensayista y defensor de los derechos humanos, Héctor Abad Gómez, pues no tengo la menor duda de que Doña Cecilia, su amor y compañera inseparable, haya sido indiferente a tan tediosa tragedia, en donde muere uno más por defender los derechos humanos, por hablar, por darle voz a aquellos que no tenían, por denunciar y acusar todo eso de lo que difería y fue cuando un triste y, supongo yo, frío y gris 26 de Agosto de 1987, Héctor Abad Gómez “Cae de espaldas, sus anteojos saltan y se quiebran, y desde el suelo, mientras piensa por último, estoy seguro, en todos los que ama, con el costado transido de dolor, alcanza a ver confusamente la boca del revólver que escupe fuego otra vez y lo remata con varios tiros en la cabeza, en el cuello, y de nuevo en el pecho”

Tragedia nada distinta a la de Jesús María Valle o ¿por qué no? a la de Jaime Garzón, a quien doy el nombre de humorista – crítico –profeta, a la del político liberal Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado durante su última campaña electoral por personas dirigidas por Pablo Escobar, jefe de la mafia de la droga en Colombia, tenemos también a Jorge Eliecer Gaitán, fundador del movimiento político Unión Nacional Izquierdista Revolucionaria (UNIR), Luis Felipe Vélez Vélez, Leonardo Betancur, ambos amigos de Abad Gómez, en fin, estos por mencionar algunos de los tantos que han sido condenados por levantar su voz, por ayudar, por hacer caer en la cuenta de la realidad a más de uno, por dejar semillas para la paz y no para la guerra, por aportar ideas con sentido y con coherencia, por haber querido y haber pretendido, así como Prometeo, hacer del hombre, del mortal, un ser con esperanzas para su vida, con recursos para subsistir, personas que no fueran menos que nadie, sino por el contrario, que fueran iguales todos, pero según parece, luchar por la equidad, fue, es y seguirá siendo un delito, no solo en Colombia o Locombia, si así lo quieres llamar, sino también en países como Argentina, Chile, Cuba, en donde las dictaduras generan, en mi criterio, confusión, desorden, violencia, pesadumbre, tristeza, rencor, odio, rechazo…Pero volvamos a Grecia, en donde hace miles de millones de años la situación no fue distinta y se juzgó a Prometeo por ir en contra de algo “¡Oh venerable majestad de mi madre; oh Eter que al mundo llevas en giro la luz común a todos…, bien veis cuán sin justicia padezco…!

Para finalizar, quiero compartir y resaltar en estas páginas ese hermoso poema que llevaba el ya mencionado anteriormente, Héctor Abad Gómez, en su bolsillo cuando lo mataron, se llama “Epitafio” y dice así:

Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
Y que fue el rojo Adán, y que es ahora,
Todos los hombres, y que no veremos.

Ya somos en la tumba las dos fechas
Del principio y el término. La caja,
La obscena corrupción y la mortaja,
Los triunfos de la muerte, y las endechas.

No soy el insensato que se aferra
Al mágico sonido de su nombre.
Pienso con esperanza en aquel hombre
Que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del Cielo
Esta meditación es un consuelo.

La imagen fue tomada de: http://guajiros.udea.edu.co/Eva/Imagenes/abad.jpg

martes, 1 de septiembre de 2009

LA VOZ DE LA LLUVIA DETRÁS DE UNA VENTANA




Y me sentiré tan agotada después de vivir
en la ciudad que no me importará no hacer nada,
simplemente oiré caer la lluvia.

Tennessee Williams

Muchas veces la hemos oído mencionar, muchas veces la hemos sentido, a veces nos da rabia que llegue, otras tantas, nos alegramos de que esté acá, con nosotros. A algunos les gusta encontrarse en ella, pero otros, simplemente tratan de huirle. Sin embargo ¿cuántas veces nos hemos percatado de oírla, de escuchar ese mensaje, esa voz, que ella nos transmite? Y es que no es fácil escuchar la voz de la lluvia, claro está, pero si nos ponemos a pensar en el desamor, en la tristeza, en la muerte, en el hambre, en la pobreza, en la miseria, en los ojos de un niño de la calle, estamos escuchando la voz de la lluvia.

Yo pertenezco al primer grupo, al grupo de los que nos gusta sentirla, admirarla y percibirla y suena un poco raro hablar de lluvia cuando en este momento estamos pasando por una ola de calor casi insoportable, pero es precisamente esa razón por la que llego a este tema, pues pretendo, en estas cortas páginas que todos podamos sentir, escuchar y admirar la lluvia para salirnos por un momento de tan agobiante clima.

Curiosamente, hoy está lloviendo, hace un frío placentero para mí gusto, y miro la lluvia, la miro y detrás de mi ventana la escucho en medio de la soledad y el silencio, donde la única voz que me acompaña es la de la lluvia y ella me habla y me dice tantas cosas, me habla con sinceridad, con certeza, me habla de la naturaleza, de la degradación que el hombre le ha propiciado, me cuenta, por ejemplo, que a veces el sol no le permite salir, pues el calentamiento global, que pensamos nunca llegaría, llegó con furor y está acabando con el planeta y de paso con la lluvia, con la tierra, con nosotros, que como humanos, cada día nos resignamos más a esta situación y lo que queda ya, es aceptar nuestro error de no haber escuchado a nuestra maestra cuando nos decía que el planeta se iba a quedar sin agua, que no tiráramos basuras a las calles porque las cañerías se podían taponar, nunca hicimos caso de ahorrar un poco de luz cuando no la necesitábamos, o de bañarnos en cinco minutos para no gastar tanta agua, o lavar una vez a la semana, no, nunca hicimos caso a eso y ahora ¿el resultado? Nada de lluvia y hoy sí pensamos en que un poco de agua no nos caería nada mal.
“Ola de calor le cambió la vida a millones de ciudadanos. En Bogotá las blusas ombligueras reemplazaron a las chaquetas de paño. Vendedores de jugos y refrescos ‘hacen su agosto’. En Medellín autoridades conforman plan de acción para evitar los incendios forestales. Los bumangueses duermen con las ventanas ‘de par en par’.”
Hoy la lluvia se está desahogando, sí, ella también llora. Y me dice que le afecta enormemente tener que salir cuando sabe que le puede dañar la vida a miles de personas, que por su culpa un río o una quebrada se pueden desbordar y acabar con la vivienda de tantos inocentes. “Doce casas destruidas y unas 250 familias damnificadas dejan las emergencias causadas por las quebradas la Quiebra, la Mandalay, La Yunque, La Planta y La Valeria en Caldas, Antioquia.”

La lluvia, la bella lluvia, no es sólo vista cuando de manifestaciones climáticas se trata, a ella la podemos ver en nuestros ojos tristes, en nuestros hogares, cuando nos enfrentamos a nuestros hermanos y padres, en la soledad de las madres que esperan, infundadamente, a un hijo desaparecido, en la tristeza de una mujer que fue abandonada por su hombre o en el desespero de otra que no encuentra ya felicidad en su hogar, en los niños que tiene hambre en cualquier parte del mundo o que simplemente no pueden ser felices ni disfrutar de su infancia como otros, ya lo hemos visto en imágenes como en la película Voces Inocentes, dirigida por Luis Mandoki, en donde Chava, un niño de once años, se ve atrapado por las circunstancias y tiene que convertirse, entonces, en el “hombre de la casa” y de paso irse a la guerra para que no lo maten. Así mismo, nos lo ilustra también el escritor cubano, Guillermo Cabrera Infante, en su cuento El día que terminó mi niñez, aquí, Silvestre se da cuenta de que los Reyes Magos no existen y de que su madre necesita de su ayuda para trabajar y conseguir un poco de dinero, de esta manera, a Silvestre le corresponde asumir ciertas responsabilidades que lo harán convertirse en el “hombre de la casa”. Es de anotar que en ambos casos, se ve la ausencia del padre, una manifestación más de la lluvia en los hogares. Y muy bien nos lo dice el cantante uruguayo Jorge Drexler en su canción Disneylandia “Niños iraquíes huidos de la guerra no obtienen visa en el consulado americano de Egipto para entrar en Disneylandia.”

Sin embargo, ver la lluvia de esa manera, para mí es un poco difícil, pues como les dije antes, pertenezco al grupo que ama la lluvia y que la ve y la escucha como esa manifestación hermosa de la naturaleza, sin embargo, no podemos negar que la lluvia es vista, en muchas ocasiones, como un problema. En dichos como “Si por allá llueve, por acá no escampa” o “después de la tormenta llega la calma” o “cuando llueve no todos nos mojamos”, encontramos cierta inconformidad con la lluvia, con esa lluvia que nos da vida, que nos da campo, verde, flores, naturaleza, brisa y serenidad.
Quiero dejar en claro, que no estoy de acuerdo con los desastres que pueden ocasionarse por la lluvia, ni mucho menos me gusta pensar la lluvia como ese dolor en donde la podemos encontrar. Amo la lluvia, me gusta. Siempre he pensado que mis lágrimas son lluvia, por eso amo mis lagrimas, amo llorar y sentirme así, parte de la lluvia.

Escuchar la lluvia…escuchar su voz, es un ejercicio que todos deberíamos hacer en algún momento de nuestra vida, no limitarnos sólo al sonido que se produce sobre las tejas, sino escucharla y si es posible, si no le temes a los resfriados, sentirla, salir a la calle y correr y brincar en los charcos y dejar que tu ropa se moje, pues al fin y al cabo, ahí está el sol, para que nos seque la ropa que la lluvia nos mojó y de esta manera, su voz, la voz de la lluvia, se hace presente en nosotros y nunca le temeremos y podremos hablar como ella lo hace. “Hace demasiado tiempo que no hablamos…abierta y claramente. Cuéntame cosas. ¿Qué has pensado en silencio? Mientras yo he circulado como una postal sucia por esta ciudad… ¡Dime, háblame! Háblame como la lluvia, y yo estaré aquí echado y te escucharé.”

Foto: Tomada y editada por Johnny Cano Corrales. Sus fotos en http://www.flickr.com/photos/jaccourbano/