sábado, 8 de marzo de 2008

Amenábar y su pulsión de muerte

La condición de humanos nos entrega, a cada uno y sin excepción, dos tendencias inseparables, innegables e inevitables: una hacia la vida y otra hacia la muerte. En el caso de esa tendencia que nos acerca a la muerte, también llamada pulsión de muerte, podemos ver que hombres y mujeres, bien sea por la vía del sexo o de la violencia, logran canalizarla.

En la película Tesis del director español Alejandro Amenábar, nos encontramos con Ángela, la protagonista, quien prepara su tesis de grado, que busca observar y analizar la presencia de la violencia audiovisual en el entorno familiar. El tema de la violencia le genera a Ángela algo de miedo, sobre todo, después de descubrir la existencia de videos snuff, esas películas que registran, de forma clandestina, torturas y asesinatos que se cometen con el único fin de ser grabados y que no requieren de ningún de tipo de edición, pues precisamente el objetivo de estos videos es llevar a los espectadores a algo así como una realidad sin maquillaje.

Entre ese miedo constante que siente nuestra protagonista, aparecen sentimientos encontrados, ganas de ver y de no ver, de no ver y de escuchar, de no escuchar y preguntar. Así se manifiesta la represión, entendida desde el psicoanálisis como el mecanismo de defensa síquica que aleja de la conciencia las demandas pulsionales y deseos que no son aceptables para ésta. Entre esos sentimientos encontrados, se puede ver entonces la pulsión de muerte que inclina a Ángela al mirar, al escuchar, cómo una forma de canalizar ese deseo tan humano de estar cerca de la muerte.

Otra manifestación de esa pulsión de muerte, pero de manera más evidente, es la que se observa en Chema, el amigo de Ángela, que se ofrece a ayudarle con su tesis, y que no tiene problema alguno en admitir su gusto por el cine snuff, guarda copias de algunas películas, y es innegable su placer, que se expresa con risotadas, al ver la sangre que cae incluso sobre los lentes de las cámaras que graban las horrendas escenas.

Decía Freud que hacer consiente lo inconsciente es un mecanismo para la cura. Y eso es lo que pasa con los personajes hasta ahora mencionados. En la inconsciencia vive la pulsión de muerte, en la conciencia queda el goce que producen esas acciones intencionales y controlables, como el hecho de alquilar una película, verla mientras se come crispetas, o abrir los ojos en el momento del grito que sale de la garganta de alguien que obviamente está sintiendo un profundo dolor. Esas acciones son concientes, se ejecutan por decisión propia del individuo, y llevan al goce, a la satisfacción de esa pulsión que no podemos controlar.

Ya en un tercer nivel, nos encontramos a la personificación de la pulsión: Bosco, un joven normal en todas sus facetas, atractivo y de vida social activa, logra ser hallado, gracias a la investigación de Ángela, como el principal culpable de la producción en cadena de videos snuff al interior de la Universidad en la que se desarrolla la historia. Junto a Bosco actuaba uno de los profesores –el asesor de tesis de Ángela- que sostenía que, en materia de medios de comunicación, al público hay que darle lo que quiere ver. Su participación en esta red se debía entonces, únicamente, al afán de entregar productos con demanda. Este profesor sí que sabía de pulsión de muerte, pues estaba seguro que al negociar con este tipo de películas, muchas personas quedarían satisfechas (satisfacción de la pulsión), buscarían más y su negocio ilícito le seguiría dejando muchas ganancias.

Bosco, por su parte, era el encargado de perpetrar las masacres. Él, vestido de negro, con guantes y pasamontañas, valiéndose de armas tan diversas que iban desde un revólver hasta una motosierra, ejecutaba las mujeres que iban siendo grabadas en el mismo momento de su muerte. Bosco no encontró una mejor manera de canalizar su pulsión de muerte que a través de la violencia como tal. Quizás para él no fue suficiente escuchar y ver, su nivel de necesidad de goce aumentó hasta el punto que tuvo que matar para poder sentirse satisfecho.

Lo que podría considerarse normal es la búsqueda de mecanismos que permitan canalizar los deseos que devienen de la pulsión. Cuando esto no es posible, y la única manera de lograrlo es con la muerte misma, comienzan las disfuncionalidades psíquicas y psicológicas. En el caso específico de Bosco, nos encontramos frente a un típico sádico. El sadismo es una de las definiciones de la pulsión, la cual va dirigida hacia el mundo exterior y se da a conocer cuando se goza con el sufrimiento de los demás.

Así es pues, como se refleja la pulsión de muerte en la mayoría de los seres humanos, una tendencia y un gusto por lo sádico, lo visualmente desagradable e impactante, las ganas y el deseo de hacerle daño al otro y ¿porqué no? de hacernos daño a nosotros mismos –masoquismo-, como en el caso de Ángela, que al escoger el tema de la violencia visual en el entorno familiar para su tesis, sabía y estaba consciente de que tenía que indagar sobre el tema, mirar, escuchar y sentir lo que sabía que le iba a hacer daño.

Esto mismo puede observarse en realidades más cercanas y cotidianas. A veces los actos conscientes traerán consecuencias y riesgos, que el individuo cree estar dispuesto a asumir; ejemplo de ello es cuando nos enamoramos de la persona equivocada, de personas dañinas, que no aman, que no convienen. Pero el problema real radica en no aceptar esa realidad, o en aceptarla, conociendo las condiciones, por el simple hecho de no sentir la soledad. Generalmente, estos casos de enamoramientos también desembocan en resultados poco favorables, generando angustias, traumas y enfermedades, incluso físicas.

En la cotidianidad y frente a los problemas básicos, la mejor opción es encontrar los mecanismos concientes que permitan disminuir los efectos y suavizar las consecuencias.

Mecanismo efectivo es el cine, por eso muchos ven películas snuff, historias macabras con finales sangrientos. Tal vez por eso, algunos hacen y dirigen películas que hablan de esas realidades. Quizás es Alejandro Amenábar demasiado consciente de la necesidad que tiene de combatir su pulsión de muerte.


Este ensayo fue presentado para la materia de Sujeto y Educación 1. 2008

1 comentario:

jennygiraldo dijo...

Tesis es una de mis películas favoritas, y me gustó descubrir la pulsión de muerte en un personaje como Ángela, que parecía mucho más equilibrada que Vasco o Chema, el primero por matar y el segundo por ver. Claramente Vasco es el personaje "malo" de la cinta, pero esto nos deja ver que todos sentimos placer ante el dolor de los demás, por eso buscamos formas de nivelarnos. Por eso hay que ver películas de esas que no te gustan...