miércoles, 27 de febrero de 2008

El Eslabón Prendido


Era viernes 14 de Diciembre, me encontré en el centro con mi hermana mayor quien me decía que esa noche íbamos para un lugar que ella ama, pero que según ella es un antro; esa noche íbamos para un sitio llamado el Eslabón Prendido.

Comenzamos a caminar y en Maracaibo, entre las calles Girardot y Córdoba, media cuadra arriba del Parque del Periodista, llegamos a La Papayera, un nombre que aparece al exterior del lugar y por el cual nadie lo ha identificado, pues es el Eslabón el nombre con que se conoce y con el que se conocerá siempre, aunque ya solo pertenezca al imaginario de sus visitantes y de quienes lo rodean, pues los papeles dicen otra cosa.

Un corredor estrecho nos da la bienvenida, después de pagar una entrada que no ha sido de más de seis mil pesos, y de ellos, cinco mil se pueden tomar en cerveza. Nos encontramos con una primera barra que es de comida y por ser más de las diez de la noche estaban cerrando.
Para ser viernes había mucha gente, pues los sábados – y lo sé por mis seguidas visitas- es el día que más se llena, y aunque el resto de la semana no haya tanto público, este bailadero está abierto desde el martes.

El Eslabón es un lugar estrecho y largo, en general es pequeño y cuando uno cree que ya no hay más hacia donde ir, al final del corredor, después de la amplia barra, en la que se vende todo tipo de licor, hay un patio en el que se encuentra ya gente bailando. También están los baños que, a pesar de lo que me decía mi hermana, esa noche estaban limpios y en mis demás encuentros con el Eslabón los baños siempre han estado en las mismas condiciones, claro que no faltan letreros y grafittis como en cualquier baño público.

En este punto yo estaba convencida de que lo que mi hermana decía era una exageración, pues lo único que se hace en este lugar es dejarse invadir por la música, que aunque se puede escuchar cuando uno está en la entrada, adentro no es muy estridente y además de bailar se puede conversar sin gritos. En El Eslabón la música se mezcla con el calor del lugar y de los cuerpos, para que finalmente sea uno el que esté contagiado y danzando al son de tambores, flautas y timbales, al son de esa salsa clásica que muchos recordamos y que a muchos nos gusta.

Las caras de los cantantes de salsa que nos vigilan desde los muros parecen estar cantando: Héctor Lavoe, Rubén Blades, Richie Ray y Bobbie Cruz, Ismael Rivera, Los Hermanos Lebrón, y la Sonora Ponceña también son invitados a cada una de las noches del Eslabón Prendido.

En El Eslabón son hinchas fieles del Deportivo Independiente Medellín y nunca falta la canción, esa que dice ‘azul y rojo hasta el fin, el pueblo está con el DIM’ y por más que a los hinchas del Atlético Nacional les disguste y descompongan la canción con unas cuantas groserías, ellos siguen siendo fieles a su equipo y junto a una bandera del Boca Juniors, alzan orgullosos la del Medellín en las varillas que están sobre la barra principal.


Pero algo que me deslumbró aquella primera noche fue el gran apoyo que le dieron, y todavía le dan, a nuestro actual alcalde Alonso Salazar y esto es fácil descubrirlo, pues hay una gran cantidad de calcomanías redondas y pequeñas, con fondo verde y letras amarillas que dicen Alonso es!

Por todo esto me di cuenta de que mi hermana estaba equivocada, la imagen que ella me había pintado no era la que yo me había llevado del Eslabón Prendido. Después de tres noches de salsa, calor y rumba pienso que ese lugar que a mi hermana le encanta no es un antro; El Eslabón no es más que una gran fiesta de salsa, donde se encuentran diferentes clases sociales y diferentes modos de bailar y de gozar la vida.

Este trabajo fue realizado para la materia Composición de la Lengua en segundo semestre. 2008

5 comentarios:

jennygiraldo dijo...

Siempre que voy quiero volver... La música, el sabor, el calor, el baile. El Eslabón me saca lo latina, me hace bailar y sonreir, me hace cantar a todo pulmón y levantarme molida o con ampollas en los pies. Y qué bueno tener esta compañía para disfrutarlo.

Unknown dijo...

Hola!!!

Qué bueno tu artículo!

Oye me gustaría ir a ese lugar; tienes el tel o la dirección. Muchas gracias.

Quiroga dijo...

Te faltó mencionar el toque literario con los cuadros de Don Quijote apostados en las paredes, además de la bandera de Cuba que anda junto a la del DIM, o por lo menos ahí estaba la última vez.

Tú descripción debería estar en algún folleto de promoción del Eslabón.

Laura Giraldo dijo...

Hola Lina Cega, que pena contigo la hora de respindert el mensaje, me imagino que a estas alturas ya debes conocer el Eslabón, pero si no, entonces te cuento que de todos modos, la dirección no me la sé, pero este sitio queda por el paruqe del periodista, en Girardot con Maracaibo, de verdad que bueno sería que fueras y lo conocieras, pero ojo, una vez visitado, ya no hay remesio, te atrapará... chao y gracias por tu comentario

Laura Giraldo dijo...

Hola Quiroga, gracias de nuevo por tu comentario, y tu crítica y pues si sabes de algún folleto donde promocionen el Eslabón, me dices para publicarlo... Gracias